Cerro de la Verónica (Volcán en Lerma, EdoMex)

Fecha de ascenso: 20/04/2022

El cerro de la Verónica se encuentra ubicado en el predio de los bienes comunales de Santa María Tlalmimilolpan, municipio de Lerma, Estado de México. Forma parte del extremo oeste de la Sierra de las Cruces y tiene una altitud de 3,153 msnm.

Foto del Cerro de la Verónica cerca de la Laguna de San Nicolás


Durante mi ascenso a la cima noté diversas coladas, rocas volcánicas y un poco de ceniza, lo cual hace evidente que este cerro es un volcán que hizo erupción en algún momento de su historia geológica, un trabajo de tesis refiere que es un cono de escoria volcánica y habla de algunas características de éste, aunque no he encontrado hace cuanto tiempo presentó dicha actividad eruptiva. Tampoco he encontrado la clasificación de a que tipo de volcán corresponde, pero sospecho que debe ser un volcán monogenético.


Foto de rocas volcánicas en el Cerro de la Verónica

En este lugar noté que la vegetación es similar a la que se suele encontrar en otras elevaciones del centro de México: madroños, encinos, tepozanes, magueyes pulqueros y oyameles. Con respecto a los animales solo observé lagartijas anilladas y diversos tipos de aves, además de excremento de cacomixtles, sospecho probablemente también debe haber serpientes y alguno que otro mamífero pequeño esquivo.

Por otro lado, el Cerro de la Verónica es conocido tanto actualmente como desde tiempos prehispánicos como un sitio de culto religioso. Aquí las tradiciones y rituales católicos se combinan con elementos prehispánicos otomíes de forma muy interesante.

Vista de cerros circundantes en la cima del Cerro de la Verónica

El Cerro de la Verónica corresponde a uno de los 5 cerros sagrados del “Divino Rostro”, a los cuales las diversas comunidades otomíes, asentadas en los pies de estos montes, realizan peregrinaciones y ofrendas para tener buen tiempo en sus cultivos, salud y bienestar. Los otomíes han mantenido como rasgo común la veneración prehispánica a las montañas mediante el culto al “Divino Rostro” (en la cima de este cerro se encuentra una capilla que tiene alrededor de 100 años de existencia donde se adora al “Divino Rostro”, aquí ascienden los pobladores principalmente en dos fechas, el 3 de mayo y el 8 de septiembre). Según las tradiciones otomíes originalmente se adoraba a “Ilemixintle” o “señor del monte”, que mediante un proceso complejo de reelaboración simbólica se transformó a la devoción de “Jesús Nazareno”, mejor conocido entre los otomíes de la región como el “Divino Rostro”, mientras que su parte femenina correspondería a la “señora Verónica” (representada actualmente por una cruz blanca que cada año se baja de este cerro).

Capilla dedicada al Divino Rostro, Cruz dedicada a la Sra. Verónica

Los indígenas otomíes usaban distintos vocablos para referirse a Cristo: “Yoxontl”, que se entiende como “el que gobierna a los montes”, “el señor de ellos” o “el dueño de todo”. Mientras que para aludir a la representación del mismo empleaban la voz “Macqueta Xhantl” que traducían como el “Divinísimo Rostro de Jesucristo”. Usando el lenguaje otomíe se mantenía el pensamiento antiguo en el que a la deidad se le identificaba por sus diferentes atributos: “Yemi Xhantl”, “Yemi Xinte” o “Ilemixintle” equivalentes al “dueño del monte”, “Occaxhontl” o “dios del monte”; “Huxcontl” o “español del monte”, o “Mixantl”, “muñeco del monte” y “hombre que en él habita”.

Con respecto a la imagen de la Verónica, según la tradición otomí, a las elevaciones montañosas de mayor tamaño, como el Cerro de la Verónica, se las vincula con lo femenino, en consecuencia, la imagen de Cristo o el “Divino Rostro” se representaba como “El Sol”, mientras que la condición femenina de la montaña “Verónica” se representaba como “La Luna”, que era originalmente objeto de culto por los otomíes aquí asentados desde tiempos prehispánicos.

Lamentablemente la castellanización de los indígenas otomíes ha llevado a un intento de borrar paulatinamente las creencias y tradiciones antiguas mediante la eventual desaparición de su idioma, el otomí; pero afortunadamente sus tradiciones aún se mantienen vivas, consciente o inconscientemente, a través del entorno y tradiciones, que recuerdan la adoración y respeto a la naturaleza, más particularmente a los cerros y las montañas que han sido fundamentales para el desarrollo y vida de estos pueblos.


Laguna de San Nicolás y Cerro de la Verónica de fondo


Ganado vacuno y cerro del Verónica de fondo

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Referencias:

-Pueblos indígenas de México en el Siglo XXI. Otomí Estudio general al Pueblo Otomí, CDI, 2017

-Religiosidad popular en México: Una visión desde la historia, UIC, Gerardo González Reyes, 2019

-Tesis Licenciatura, Procesos gravitacio nales en el municipio de Lerma, UAEM, Facultad de Geografía, Juan Javier Pineda Tovar, 2014

-Experiencia propia

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